Adolfo León Atehortúa Cruz
Rector (e), Universidad Pedagógica Nacional
En contra de lo que podría pensarse, Cundinamarca es un departamento rural en lo fundamental. Lo primero para aclarar, porque en muchas ocasiones se presta a equívocos, es que Bogotá no hace parte de Cundinamarca. Lo segundo es que su población, aunque tiende paulatinamente a urbanizarse por su cercanía con la capital del país, continúa siendo en su mayoría rural: el 76 % de la población cundinamarquesa habita en áreas consideradas rurales. De esta cifra, vale subrayar, más del 25 % son jóvenes: cerca de 750 mil personas, de las cuales el 70 % vive en zonas rurales.
Si bien la cobertura educativa es considerablemente mejor que la existente en otros departamentos (Cundinamarca supera, por ejemplo, a Valle y Antioquia), un poco más del 50 % de las y los jóvenes que culminan bachillerato no alcanzan un tránsito inmediato a la Educación Superior. Las condiciones económicas, las dificultades del transporte a Bogotá, pero sobre todo la inexistencia de una importante oferta educativa pública en las provincias, pesan en contra de la profesionalización de estos(as) jóvenes. Sin perspectiva, tienden a abandonar sus lugares de origen para buscar empleo en las grandes urbes o en el exterior.
La situación, de acuerdo con expertos, crea una paradoja: el índice de pobreza multidimensional, así como el índice de necesidades básicas insatisfechas han disminuido recientemente en Cundinamarca, pero el índice de desigualdad económica de la sociedad se ha incrementado. El coeficiente que la mide, denominado Gini, reconoce que, entre 2017 y 2022, aumentó de 0.43 a 0.49. Mientras más se aproxime a 1.00, la desigualdad es mayor.
El Plan Departamental de Desarrollo 2024-2028, “Gobernando: más que un plan”, que acaba de lanzar la Gobernación de Cundinamarca, reconoce con acierto esta realidad. En ese sentido, aplaudimos las acciones y estrategias que plantea adelantar para incrementar el acceso a la educación superior. No solo a través de esquemas tradicionales como los incentivos o el apoyo a su formación misma, sino a través de propuestas novedosas que destacamos: impulsar un “Movimiento Pedagógico departamental”; ampliar la “Formación de formadores” en las Normales de Cundinamarca, e “intervenir tres sedes educativas regionales con infraestructura para educación superior en municipios con baja oferta”. Se añaden a ello los esfuerzos propuestos para aumentar la cobertura de los procesos de formación artística y cultural, especialmente en zonas rurales, e impulsar el deporte formativo. Así mismo, se destaca el interés por el desarrollo de programas de alfabetización y educación para adultos tendientes a disminuir la tasa de analfabetismo que increíblemente existe, y la conciencia inclusiva de “Escuela para todos”, con programas destinados a la población más vulnerable con enfoque de igualdad de género y protección de la diversidad.
Por supuesto, tras el cumplimiento de estos objetivos, la Universidad Pedagógica Nacional tiene mucho que aportar y ofrece su concurso al gobernador Jorge Emilio Rey y a su secretaria de Educación Ana Lucía Segura, egresada de la UPN. Algunas de las tareas en las que podemos participar son: 1) Trabajar para profesionalizar a las y los normalistas de Cundinamarca a partir de sus últimos grados y a las y los egresadas(os) que se encuentren o no ejerciendo el magisterio, como en ocasiones anteriores se ha hecho. 2) Hacer presencia en las sedes, ciudadelas o multicampus de educación superior que se construyan. 3) Ofrecer formación artística, cultural, en educación física y deportiva, incluida la profesionalización de personas que sin título profesional adelantan con creces estas labores. 4) Profesionalizar, también, a los líderes y lideresas comunitarios(as). 5) Acompañar los esfuerzos de cualificación en la educación media para mejorar la formación en lenguas extranjeras y matemáticas, por ejemplo. 6) Adelantar programas de formación dirigidos a las personas mayores, a la alfabetización incluso digital, y al desarrollo de estrategias encaminadas a la inclusión y la protección de la diversidad en la educación. 7) Ofrecer programas pertinentes en educación, ciencias naturales y sociales, educación ambiental, lenguas, educación física, artes, recreación y turismo, entre otros, a provincias del departamento cuya vida se construye en torno a estos ejes. En fin, la lista es larga y el espacio de la presente columna corto.
La amplia experiencia de la UPN en estos campos que corresponden, por cierto, a su misión, constituye una ventaja para el departamento. El Gobierno y el Ministerio de Educación nacionales, sin lugar a duda, pueden contribuir con sus metas. De hecho, la política de gratuidad es, desde ya, un activo importante, y el incremento de cobertura propuesto por el Plan Nacional de Desarrollo transita las mismas vías y metas. La Universidad también ha incluido en su Plan Integral de Cobertura presentado al MEN su interés por Cundinamarca, que coincide con las apuestas de la gobernación. Con provincias como las del Tequendama y Almeidas, o municipios como Funza, entre otros, se adelantan proyectos de convenio en este sentido.
Bienvenido, entonces, el Plan Departamental de Desarrollo 2024-2028 que cuenta con la enorme experiencia y capacidad del gobernador y su equipo para desarrollarlo, y para cuya realización está dispuesta la Universidad Pedagógica Nacional con su participación y apoyo. Podemos mejorar, en todo sentido, la educación en Cundinamarca para impulsar su desarrollo. Alcaldes y alcaldesas han recibido con beneplácito esta apuesta.
